Abandonar la vida tan escuetamente
debe ser emperador en su galaxia
triste taxidermista del espliego voraz
legítimo heredero de las piedras y los crepúsculos.
Magnético fuego que acaricia la brisa
con su sola llama de ojo atrofiado
vio la penumbra aproximarse
asfalto dorado inicial sin lumbre.
Vio volcanes desarrollándose
la luz como un signo disyuntivo
la vocal enardecida que aboca al suicidio
el viento con sus metálicas ramas.
Mientras el silencio ha sobrevenido
caen los copos con extrañeza
ante las fauces del sargento crepita la lontananza
abres el sobre con previsión de ortopedista.
La vida se escurre
planeta destilado venas consumidas
el imaginario vencido de un yerno
que se come excesivamente las uñas
en tu presencia-.
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