Sucesión de ti.
Tu sucediste entre dos ojos;
Los míos.
Pero antes de esto, desde hace años,
ya sucedías incansable
entre miles y miles de ojos;
los de tu madre, los de tu padre,
los de tu entera eternidad.
Te llamabas con tu nombre
y te sentabas con tus ideas
a esperar a que llegase el tren
mientras bajabas la mirada
y te cerrabas a la estación.
Y cosas así hacías, sentada o de pie,
mientras se sumaban sin mi acontecer
el café, los amargos cigarrillos
y esa suma de días con cada vez,
nombres mas largos de leer.
Ahora yo no sé que tanto he sido,
caigo de mi alma o de la tuya
soñando con la idea de la mía?
Puedo estar contento y completo
sin tu momento de suceso
pero ¿Cómo se borra crédulamente
lo que ya se partió de la nada?
¿Cómo se descarta la tácita fortuna?
Ahora me revelo contra mi extensión
y pienso que me he sido incognoscible
toda tu vida antes de mi antes de vos.
Y me callo crédulo y en onomástico,
casi como si fuera a llorar,
sobre la profunda impresión
de haber sentido ya, en mi creación,
tu fuego neoplatónico
del cual tal vez provengo
y esta libertad asintótica
por la que ya nunca jamás
podré ir mas lejos que esto.
como no reconocer ahora
feliz en la sucesión de ti,
Yo solo era un sueño
que se te escapó de la mente
y anduvo perdido hasta ahora
en los ojos de los demás
arrojado, desprendiéndose siempre,
en una pestaña, en un suspiro al azar.