Caí profundo en el amarillo valle horizontal
de las encantadas ondas largas nocturnales
borrado así todo atisbo de conciencia terrenal
hora solitaria de tropear fatigas y esponsales.
Las millonarias neuronas motoras desactivadas
sinapsis electrónicas de la mente en holganzas
blindando pensamientos y frutos, todo en cero,
ido, no sé a dónde, en la duermevela hogareña.
Luego advino sin invitación otro momento encefálico :
mis hemisféricos catalizantes, Centros de Broca, alterados,
incapaces a diestra y siniestra de ordenar mínima sintaxis
expulsando por la voz independiente oníricas incoherencias.
En la vigilia diurna de ese día, imaginé mis anhelos y arrebatos,
muy ponderado cómputo feliz de hallazgos y conquistas irreales
que ahora, en noche vocinglera del sueño, febril se mimetizan
con el loco Alfredo, desvariando cansancios, torpezas de miedos.
Cómo nos será la noctámbula experiencia en la última claridad,
seguro que acompañada por la tunelina luz de infinitos andamios
que subirán la incierta ecuación funeral de si la muerte es suerte
y el plus ultra vivir ¿ alquimia de la Gracia en el nuevo convivir?