SONETO A LUCELLY .
Simulando dormir sobre su lecho,
salida de un Tiziano semejaba,
con sus manos morenas sujetaba,
las palomas durmientes de su pecho.
El tálamo en desorden ya deshecho,
el tiempo que sin prisas nos llegaba,
un beso de pasión que desbordaba
en deseos que vuelan al acecho.
Ella, una flor radiante de hermosura,
un remanso de paz y de ternura,
un abrazo a mi alma tempestuosa.
Después me le acerqué maravillado
de besos la cubrí, reconfortado
y en susurro: te quiero bella esposa.
KIN MEJIA OSPINA .