Anochecen nuestras ansias, y las gaviotas de nuestra pasión sobrevuelan en el cielo libre dentro de nuestros pechos.
Tu tersa piel me habla, invita a mis ojos a que la coloreen de fuego, con el ardor de mis entrañas.
El mar de mis ojos moja tus rincones y en tus labios se acondiciona el lecho perfecto para hacer el amor.
Bajo el cobijo de la noche, junto al mar de los sueños, dibujamos en la arena promesas que alientan la entrega en el que nuestros gemidos se envuelven en el arrobamiento de las estrellas que danzan en coreografías perfectas.
Tus ojos perforan mis pensamientos, y las pulsaciones de mi corazón palpan tu desnudez.
Nuestras respiraciones agitadas se aproximan, y veo la claridad de tu piel como un día sin nubes donde florecen tus aromas de mujer en el hábitat de tu embeleso.
Unimos las páginas de tu libro frenético con las de mi libro entusiasmado y escribimos la historia de amor indeleble con polvo estelar y nuestras almas se fusionan y el canto de los grillos ilumina los matorrales.