Te fuiste en medio de una lucha sin fin, tu rostro pálido aún reflejaba la esperanza de una chica en plena adolescencia, ya temblabas, pero no te dabas a la idea pues no querías permitir que se te perdiera lo poco que te quedaba de juventud, la vida te arrebataba tu esencia mientras en medio de crucigramas devolvías una memoria que pronto se esfumaba en el aire, los días pasaban y te volvías terca, tu apetito no abría y el respirar no alcanzaba para expresar un suspiro, y el día de la despedida llego, la vida me hacía cambiar de rumbo y tan solo un hasta luego fue el inicio del fin de la gran historia que por años escribiste en mi memoria y plasmaste en el constante cambio de mi realidad.
Tome vuelo, y en medio del viaje recordaba mis épocas de juventud, me dabas la mano y me contabas algunas historias mientras me llevabas de camino al jardín, de repente, cuando menos lo esperaba ya estaba en el grado de mi universidad, los años pasaron en un instante y recuerdo que momentos atrás me decías que no te ibas a ir de este mundo hasta verme como profesional, pero no esperaba que desde ese momento tu salud y la suerte te empezaran a fallar, te volvías niña mientras yo crecía, tenía que enseñarte la importancia de una comida y recordarte lo que me enseñaste cuando era un simple muchacho que aún no podía caminar solo, curiosamente ya no podías caminar sola, la memoria te faltaba y el aire no bastaba, una lucha interminable con la nueva niña que quería vivir, pero con unos huesos ya frágiles y una salud limitada.
Llegue a mi nuevo hogar, y aquel reloj de acero que cargabas a cuestas se volvía de arena, aún te podía ver en video, frágil y tierna a la vez, y aunque no podía escuchar tu voz tu imagen me hablaba, nunca te falto amor para dar, pero ahora despierto luego de tu partida y siento que para ti me sobraban te quieros.