Malquerida
usa nuestra piel la esperanza
allí donde la sangre se muerde ella misma
ebria de fuego
entre alas de sal
oscuridad de goma
edad vagabunda del sol
sierpe que divide la piedra angélica
en súbditos del aire
títere feroz
que da sentido
a la celda iluminada
de los cuerpos excéntricos
y al sueño desertor
que la ceniza aplaca