Mi vida transcurre al son
Viejo de la trashumancia,
De las montañas al valle,
Del valle hacia las barrancas.
Yo manejo mi rebaño
Por solitarias cañadas,
A veces plenas de luz,
Otras veces por lo oscuro
Desfiladeros estrechos,
Caminos faltos de eco,
Senderos tan peligrosos,
Que se despeñan algunas
De las partes de mi alma.
Pastor, alejado y triste,
Ya conozco las batallas
De los hombres con los hombres,
De sus todos con sus nadas.
También, en mañanas tibias,
El sol nutre de esperanzas,
A mi sombra y al rebaño,
Que son penas en manada,
Algunas, tristezas negras,
Otras blancas, de belleza clara.
Yo habito donde me lleva
El pasto. La yerba es el sustento,
Es alimento y plegaria,
Y rezo, humilde y féliz,
A la montaña sagrada.
Y de hinojos la oración
A manantiales que bajan,
Que van cubriendo de vida
mi vida tan resecada.
Yo habito por los caminos,
Mi patria son los refugios
De la sierra ya nevada.
Paco José González