Sin una ilusión acuestas, cubierto solo de penas,
sombrío vago en este mundo, casi me la llevo a tientas;
trastumbado por dolor, que con tu espina punzaste
que fue tu partida cruel, a estos ojos mataste.
Ojos que miran el polvo en esta franca derrota,
antes miraba tu cuerpo en mi cama tan gloriosa.
Su liquido transparente moja mi almohada sin nada,
antes en ella acostabas, invitándome mojada.
Ojos que cierro a la luz pues sin ti vivir no puedo,
antes ansiaba de días atentos a tu sol abiertos.
Ojos que sangran de olvido entre soledad de hastió,
antes de risa lloraban en felicidad contigo.
Ojos que quedan vacíos y destinados a muerte,
que con tu espina al partir, así los dejas sin verte. Fin
Lic. Isaias González Arroyo