Hoy me siento confundido
porque en verdad no he podido
descifrar ese secreto,
que me permita entenderte,
que me diga si debo quererte
o debo quedarme quieto.
No he logrado entender
en tu sentir de mujer
que es un mundo casi perfecto,
por qué, por más amor que te mande,
en vez de sentirme grande
me siento como un insecto
al que quieres pisotear
y no dejarle un lugar
para tomarse un descanso
y no capto tu mensaje,
porque pudiendo haber sido salvaje
siempre he sido muy manso.
El mío es un amor activo
que en cada cosa que escribo
expresa lo que en verdad siento,
pero dentro de ti no crece,
más bien a veces parece,
que se lo hubiera llevado el viento.
Y aunque he sido tan formal, tan correcto,
tú solamente ves los defectos
de aquello que yo te ofrezco.
Y me pregunto al oír
que sólo sabes reír
¿a qué animal me parezco?
¿Será que quieres que te maltrate?
¿Que un loco de remate
me vuelva y te ofenda?
¿Será que no quieres -dime-
que te consienta, que te mime
y que tus cosas comprenda?
Es como un crucigrama
o una enredada trama
que no puedo resolver,
quiero antes que sigas,
que seas tú quien me diga
cómo te puedo querer.
Y no me culpes si me enredo,
si descifrar no puedo
los misterios de tu sentir
y tal vez por tu demora,
un día no sienta lo que siento ahora
y te tenga que mentir.
Y ese insecto que pisas
y que envuelves en tus risas
se convierta en otra cosa,
no como tú que te arrugas,
que un día llegaste a oruga
¡pero nunca a mariposa!