Te imagino en este momento
sentada a la mesa,
gozando de un suculento almuerzo
acompañado de un fresco
vino tinto o quizás
una burbujeante cerveza,
michelada si la prefieres.
Yo aquí, atrapado en cuatro paredes
debido al encierro obligatorio,
pero pensando en ti,
porque me traes loco
y no te imaginas cuanto,
ayúdame con esta locura,
mi hermosa y adorada señora.