Al Duborg

Sergio…

Ovillejo a Sergio...  

¿De quién es el \"manutergio\"?

¡De Sergio!

¿Después de la orden cumplida?

Comida.

¿Demuestra en su ingenuidad?

Bondad.  

Ser de sincera amistad

no tiene comparación.

Se ganó mi corazón,

Sergio es comida y bondad.

 

Mi mamá me dice que mastique despacio, porque supone que no sé comer ¡siempre me recuerda…! que hace unos meses atrás, pude morir asfixiado. Cada vez que estamos comiendo en familia, dice lo mismo y yo imagino que ella ignora o no entiende que vivo para comer. Yo como rápido para terminar de primero y esperar que mis hermanas dejen algo en el plato, porque siempre estoy al acecho de un bocado extra. Mi vida transcurre en una rutina simple, a veces me salgo del libreto, pero me descubren al instante, pues, “por razones obvias” no sé mentir, y cuando por alguna sinrazón quiero hacerlo, mis gestos me delatan y ahí viene la sanción, nadie me deja un poco de su comida y lo peor… me quitan mí caballo. La reprimenda puede que dure varios días, todo dependerá de la falta.

Tengo varios amigos a los que quiero mucho, además poseo una memoria imborrable, puedo recordar detalles que para otros serían simplemente imposibles, no hay una fecha de cumpleaños que pase por alto, preciso la edad de las personas que quiero, porque para mí, es demasiado importante. Suelo ser imprudente me dicen, pero yo no conozco esos términos, digo lo que creo correcto, eso sí… sin ninguna maldad y sin faltarle el  respeto a nadie, aunque río de forma escandalosa, porque hay cosas que me dan mucha risa, que para los ciudadanos comunes sean quizás, irrelevantes. Por mi conducta, muchas veces soy el hazme reír de la gente, y no hago otra cosa que seguirles la corriente, porque ellos desconocen que el rencor y el odio, no tienen cabida en mi noble corazón, por eso los perdono o más elegante aún, me hago el indiferente.  

Trabajo en una escuela, soy el encargado de la limpieza y me satisface sentirme útil, todo el personal de mi colegio me quiere, no sé cómo explicarlo, pero lo siento, porque cuando no asisto por razones de salud, preguntan por mí, me visitan en mi casa o cuando me reintegro al trabajo me abrazan contentos por estar de vuelta, preguntan ¿cómo me siento? y  les respondo que estoy bien. Amo a mi caballo, ya que a los perros y a los gatos no los quiero, porque compiten por mi comida, en cambio los caballos comen pasto y nosotros los humanos, no comemos pasto ¿y saben qué? quiero mucho a los niños, me gustan la mujeres… pero no tengo pensamientos morbosos y nunca he tenido novia.

Mis padres me dieron de regalo una yegua y un caballo, la yegua está enferma y me han dicho que la llevarán a un Veterinario amigo de la familia a quien quiero mucho, pero dudan que “aceituna” regrese al garaje de la casa de mi abuela, que es donde vive. Por otra parte, mi caballo goza de plena salud, es mi compañero fiel, me lleva a donde quiera que voy, siempre con el compromiso de no irme muy lejos… yo soy quien está pendiente de él, le doy de comer, de beber, lo baño, le limpio los dientes, lo desparasito por dentro y por fuera, reviso sus cascos y le doy sus respectivas vitaminas. Dos veces por semana nos vamos al “pasitrote” a buscarle su comida, que consiste en hacer colas interminables, porque yo no puedo dejar que mi caballito pase hambre, así que con mucho gusto, hago mi cola y logro el sustento para que mi fiel amigo tenga sobradas fuerzas para las labores del día, como por ejemplo: llevar a mis dos hermanas al colegio y cualquier otra cosa que sea necesaria… también llevar a mi mamá a hacer las compras para la casa y otras diligencias y mi noble corcel nunca se queja. Con frecuencia mis amigos y “yo” lo bañamos, le revisamos cascos y colmillos, para asegurarnos de que estén en buen estado de higiene, durante el día lo amarro a la sombra de un árbol propiedad de mis vecinos y por la noche lo guardo en el garaje de mi casa, donde “plateado” duerme feliz y seguro…