Josue Guz

Tomaba un trago.

Tomaba un trago en aquella despotricada pocilga con fachada de taberna; un viejo hombre en la pianola se mecía de un lado al otro al son del jazz, se mecía y sus dedos fallaban de vez en cuando.

Como si de una triste sátira se tratara la noche llego, una mujer pidió un trago y se sentó a mi lado.

El de la pianola tocaba y fallaba, parecía no importarle realmente; yo seguía bebiendo y la mujer a mi lado bebía y nadie se miraba

Paso la media noche y uno por uno de todos los que estaban en aquella pocilga con fachada de taberna fueron partiendo, al final solo éramos yo, la música y la mujer.

Paso la noche y al salir el primer rayo de sol se detuvo la pianola, la taberna cerro y yo me fui con la mujer.

 Solo los cuervos graznaban.