Mis palabras fueron mil gaviotas sin alas
y todo aquel momento se anidó entre mis manos.
Solo la impotencia saltaba en la mirada.
Los suspiros fueron perdiéndose en el eco
La esperanza cobraba el color de los muertos
y mis brazos quedaron en un círculo abierto
por donde escapó todo saliendo de la nada.
Todos los pensamientos me rompían las sienes,
el reloj devolvía cada instante de espera
y vi luna telaraña que la tomaba presa.
Tal vez yo presagiaba su día de mañana
cuando desconsolada llegaría a mi puerta
por eso aquella noche
doblando las rodillas incliné la cabeza...Padre nuestro que...