Aquel último encuentro
apareciste subiendo las escaleras,
tu mirada se cruzaba con la mía
mientras te acercabas
con tu vestimenta casual,
la cual resaltaba tu belleza,
con esa blusa, color rojo pasión,
de pequeño escote,
que si dejaba mucho a la imaginación.
Ahora estamos ausentes,
porque así lo decidimos
por cosas de la razón, más no del corazón,
vivo de esos recuerdos vagos
de aquella cita fallida
de una tarde cualquiera
donde un pico rebuscado, fue la despedida.
De nuevo estoy con esta misiva
pidiendo por este, mi cuento de hadas,
creyendo ilusionado
hacer de lo nuestro
mi gran sueño realizado.