De su amor y mi amor hicimos río
que inundó de mi sueño su pradera;
dando vida a preciosa primavera
qu vivimos en horas de albedrío.
Su caricia que fue sutil rocío,
con pasión refrescó la gran hoguera;
y con frases de mágica hechicera
convertía mi vida en fresco estío.
Nunca supe en verdad si yo la amaba,
ni jamás me juró su amor eterno;
solo sé que a su lado yo encontraba
el placer mas divino y sempiterno;
pues su boca y su cuerpo me brindaba,
del amor, el delirio dulce y tierno.
Autor:Aníbal Rodríguez.