En los márgenes del sueño
de un amor adolescente
se perdieron
para siempre.
Para siempre se perdieron,
entre dudas y repentes,
nuestros besos
inocentes.
Nuestros besos y el deseo
que tenía por quererte,
por el miedo
de perderte.
Por los miedos de mi pecho
esos besos fueron breves,
y hoy mis versos
languidecen.