Puja, subyacente a mi sexo.
¡Me hago pedazos al tenerla!
Ella es Todo y Nada de esto.
Es fuerza maternal y Deseo.
Era una niña. Ahora es una madura
y dulce mujer y yace en mí, «al fresco».
Es una playa. Una selva. Una mañana trasnochada.
Ella es una hamaca de «¡Te adoros!» y «¡Te quieros!».
Es un ritmo paulatino. Es una marea.
Sí, ella es Todo y Nada de esto.
Ella no es la luna ni las estrellas
ni el infinito sino, ¡mi aliento!
¡Ella es, en fin, una noche
de fogatas en invierno!