El fulgor de tus ojos,
de atractivo fascinante,
el mirarlos me enloquece,
y comienzo a adorarte.
El carmín de tus labios,
de pasión tan desbordante,
un ensueño me parecen,
es mi anhelo besarte.
El lucir de tu pelo,
de beldad exaltante,
me rindo tan vehemente,
imposible es no amarte.
De tu piel su tersura,
de presencia incitante,
concurre en mi mente,
fenecería por tocarte.
Tu desdén el martirio,
en mi ser enervante,
mas prosigo persistente,
por si logro conquistarte.