Pasé años tan preciosos y de amor
en la infancia que recorrí dichoso,
la he vivido en su máximo esplendor
ya que fue su pasar muy generoso.
Mis padres le instalaron buen color
a ese tiempo lejano y fabuloso,
sin hacerme faltar su comprensión
ni su cariño a todo corazón.
Sinfonía de espléndido candor
de un período dulce y amoroso,
mágica etapa de enorme fulgor
de un tono para mi maravilloso.
Los mayores cumplieron su labor
de transformarlo todo en sueño hermoso,
y hoy recuerdo esa gran satisfacción
pues me nutre el alma su aire dulzón.
Jorge Horacio Richino
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