Elizabeth Maldonado Manzanero

De tarde

Una gran sequedad aglutinada me embarga el aliento

mis mariposas como mi sangre, tienen urgencia de ti,

mientras que tú, cual Penélope cada tarde bordas

de adiós y distancia mis desérticos paisajes…

Tonto jazmín aprisionado bajo el sello de tu belleza y

bajo el iris verde de una esperanza que no me guardas,

en mi habitual oficio de extrañarte, yo también como tú

tejo, un puente de palabras donde espero del otro lado

encontrarte, con una bandeja de caricias que apetezco

que me hacen morir de hambre, de un hambre innegable,

la piel me desborda de carencias, lloro, lloro mi cruel destino

de no poseer gracias, de no ser… simplemente más grande.