¡Qué espabilado el felino!
-no sé yo si es gato o gata-
si sigue probando el vino
se hará pronto experto en cata.
Catando me lo imagino
con anteojos y bata,
aunque no quede muy fino
lo de ir metiendo la pata.
Chupado tiene el felino
lo de andar a cuatro patas,
mucho mejor que un vecino,
que lo he visto andar a gatas;
su mujer le pone fino,
no el vino, con la alpargata.
© Xabier Abando, 21/04/2021