Resaltan en tu boca
preciosas perlas blancas,
cercadas por tus labios
pintados de escarlata.
Tus ojos son de jade,
brillantes esmeraldas,
con hilos azabache
a modo de pestañas.
Tonos de carmesí
matizan en tu cara,
mejillas timoratas,
ardientes y rosadas.
Tu piel viste de bronce
con mil destellos ámbar,
cobrizo es tu cabello,
lavanda tu fragancia.
Áureos son tus días,
tus noches son de plata,
tan níveos y tan claras
como alba tu mirada.
De rojo pasional
tu corazón y entrañas,
brillante como el oro
tu risa enamorada.
Por no poder besarte,
aquellas nubes blancas,
como el más triste otoño
se tornan en grisáceas.
El cielo antes celeste
es hoy un mar de lágrimas,
llenando todo el campo
de verde y de esperanza.