Desde luego, recuerdo aquel dia y su ventolina serena
Hago memoria de la arena acumulada, curveada, como mujer hermosa y morena
Ondas del mar peinadas, con orillas de océano burbujeando
Era un envase de pintura de aceite, esparcido hermosamente en aquella escena.
Por coincidencia estaba yo en aquel escenario, como un más uno en el tablado
Aquel panorama atención, pues estaba perdido yo, pensando
Que gran desliz fue el mío, olvide la morena, la escena y la brisa serena
A cause de un par de pequeños labios, que a mis ojos parecían se estaban sofocando.
Un cuello largo y fino, enredado en su oscura melena
Me obtuvo por solo un momento desorbitado, por su flor de magdalena
Y se movió solo mi cuerpo, arrojado al agua sin sentir mis dedos
Aquel paraje de tranquilidad y silencio, lo anude con nuevo nombre a mi condena.
Afronte el congelado de la profundidad, a sus blanqueados esqueletos
A las desconocidas criaturas camuflajeadas no mire, mas di mis respetos
No pensé pedir tanto, solo caminar callado por la bahía
Por suspender el destino del mar, me uno a la fosa perdida de aventureros.
Aquella voz que telepática me llamaba, no extraía, sino pedía
Con manos vacías quien se acercaba, no llevaba, sino traía
No existen buques en este lecho y no obstante se llama naufragio
El muelle que mi cuerpo buscaba, el final que sin buscarlo, tarde o pronto me encontraría.
La música obstante es remedio, aunque esta vez fue el contagio
La toxina dulce de mi sirena, dispersado desde su lengua a su labio
Una agraciada mujer mientras se festeja, es mi nuevo escenario
Me canto, me ha ayudado a permanecer infinito y nunca más solo, en la bahía del naufragio.