Hace un año nos llamamos,
relatando soledades,
contando de nuestros días,
hablando de nuestras tardes.
Fueron días de aquelarre,
aquellos días cobardes
y señalamos a brujas,
culpables de nuestros males,
que enmudecieron las bocas
para no salvar a nadie.
Y paramos de querernos,
y ya no hablamos de nadie,
y jugamos con los miedos
y sentimos los ataques,
y dejamos que el destino
con las almas se cebase.