Freddy Kalvo

Dialogando...

Don Cando con don Ruperto

se fueron a dialogar

del dolor que causa amar

y el amar con desconcierto.

Juntos en lejano puerto

y al sonar de aquellas olas

escuchando unas pianolas

los dos iban dialogando

don Cando estaba escuchando

a Ruperto en las farolas.

 

A ver, dígame don Cando

cómo diablos resolver

pa´ quitarme este querer

que tanto me está matando.

Pues, siempre la estoy pensando

sea de día, o de noche

en el trabajo, o en el coche

y al nacer un nuevo día

¡Qué fatal, qué porquería,

no soporto su reproche!

 

No se apure, don Ruperto

todo tiene su final

nunca nada es eternal

pa´ que llore como tuerto.

Usted va a terminar muerto

y ella siempre va a gozar

en las fiestas va a bailar

con la salsa y el merengue

deje ya de tanto arengue

que un infarto le va a dar.

 

¡Ay don Cando!, no es sencillo

arrancarla ya de mi alma

que se quiebra como palma

cuando llora el gorrioncillo.

Quiero jalar el gatillo

pa´ pegarme un buen balazo

que me tienda en mi regazo

que me alivie este dolor

porque solo y sin su amor

siempre duele su rechazo.

 

¡Deje ya de estupideces

que la vida es una sola

y si usted no se controla

seguirá con sus sandeces!

Mire bien aquellos peces

que nadan con alegría

en el agua tibia o fría

siempre alegres van nadando

y usted aquí está llorando

por quien ya no lo quería.

 

Cómo puedo, pues don Cando

sacarla de mi cabeza

si me invade la tristeza

porque la sigo extrañando.

Dígame usted, meditando

cómo olvidar la mujer

que desechó mi querer

sabiendo que era sincero

si por ella hasta yo quiero

finalmente perecer.

 

Tonterías, tonterías

no se tire a los andrajos

siempre existen los atajos

pa´ que goce de alegrías.

Deje las melancolías

son veneno pa´ la vida

ya vendrá la que coincida

y lo quiera acompañar

que quizá lo sepa amar

curando su alma sufrida.

 

Don Cando, tiene razón

ya me tiene convencido

aunque siga entristecido

este pobre corazón.

Si me mato, no hay perdón;

es también una locura,

ya no importa su ternura

ni tampoco su destino,

andaré yo mi camino

en busca de otra hermosura.

 

Y terminaron sonriendo

con sus grandes carcajadas

meditando en las bobadas

cuando se vive queriendo.

Es mejor seguir viviendo

y gozando de la vida

que es tan bella bien vivida

y del cielo como estrella

ya vendrá mujer más bella

que anule idea suicida.