En ti está la posibilidad
de que no exista el cielo de mis sueños,
aquél en el que las fantasías corren, corren,
y si se caen se levantan,
y si las llamo, no vuelven,
se van, no las detengo,
se van de mis manos
me dicen que no puedo,
y aunque no crea, les creo.
Y no, no es por temor a las alturas,
pero es que tu boca me recordó
que aquí estoy mejor,
al nivel de tu cintura,
y no allá arriba,
donde no me miras.
En ti quedarán los recuerdos
del peor cielo que podría existir,
sí, de nuevo el de mis sueños,
porque soy tan joven que lo sé todo,
porque he vivido más que cualquiera
y mi piel no tiene ningún rasguño,
porque la noche cae y me obligo a dormir
aunque no ame, aunque no quiera.
Hoy llamo a la sabiduría y tú me contestas,
muero y llego al paraíso,
pero luego despierto, y te miro,
me había dormido, pero sin duda
el cielo está contigo,
más allá de los sueños,
más allá de mi ego.