Quisiera congelar algunas imágenes tuyas,
de tu niñez, de tu juventud,
de tu hermosa madurez,
y descongelarlas para darles vida
Quisiera congelar tus palabras hechizas,
las bellas, las que emocionan,
las suaves, y las amorosas,
para convertirlas en una bella poesía
Quisiera congelar tu cálido aliento
y convertirlo en escarcha,
en blancas perlas, en esmeraldas,
para recordar cada mañana,
lo que por ti siento
Quisiera congelar tu intensa mirada,
que tus bellos ojos iluminan,
y explorar en sus adentros,
y beber en el manantial de tu amor,
allá donde se refleja mi amada
Quisiera congelar esos momentos,
donde tu y yo nos besamos,
y eternamente ensayar la escena,
del primer día que nos conocimos,
donde el tiempo dejó de ser tiempo.
José Antonio Artés