Tú, terrible y malvado jugador.
Corazón, que robó mi alma.
Seguiste latiendo en la cama
de mi muerte,
solo para verme sufrir.
Te reíste al verme
ahogado en dolor,
lo hiciste para matarme
en tu terrible color.
Y seguiste jugando.
Nunca supiste perder,
lo que querías era ganar.
Y lo tienes logrado,
caí en un pozo sin fondo.
Corazón que te volviste inhumano,
solo para vencer.
Y aunque tanto daño has hecho...
no encuentro ese sentimiento
que me hace odiarte.