Tener noticias de vos
es como un salto hacia un lado,
porque no estoy ni más cerca
ni más lejos de vos.
Entonces hay que ser valiente y aprehensivo
porque debo convencerme de luchar
estril y sordo con lo que tus noticias dicen
nervioso por ver que voy a ver en ese destile
de letras y líneas que de pronto
en mi mente lee tu voz.
Tus noticias son menos que el sobre
acaso las filatélicas estampillas no más.
Yo soy el que asisto a tus palabras
las visto desde su caladura lentamente,
las junto entre mis ojos para que sean,
le doy forma a lo que también me da forma
y luego conozco mi figura en vos.
Otra lucha
que asume algún tipo de victoria en tus noticias
y que empala cariñosamente dentro de ellas
la lucha con remitente que me agendas.
Porque es verme desde ti
para verte en mi
Y entender que sos Sulima,
a costa de cualquier tiempo.
Sos lo que piensas que yo ya no sé
o que sin vos ya no sé recordar,
esa tu figura que no me llena
como ya nunca nada puede hacerlo,
ese tu ademán de porcelana entronado
que me espera pero no me llama.
Cuanto tengo noticias de vos, las leo
como recluido en ese ejercicio mental,
sibilino y con primordial presteza.
Luego me voy encorvado al parque de los poetas
y ahí bajo el sol, sobre las bancas me quedo
apenas respirando, apenas viendo, apenas yo.
sufriendo sin descanso y sin darme cuenta.
Luego es cuando me doy cuenta
es saberlo
cuando las estrellas somnolientas
se han olvidado de colorear la noche,
y el cielo se ha vuelto lo que una tumba debe ser
y es mi camino el que me lleva
mientras me siento en mis pies.
Luego es cuando me doy cuenta
es verlo.
Cuando al volver a la casa
la única que espera es la casa,
su aire destrozado
que yo no puedo llenar con mi amor.
Y dentro de la casa,
lo único que aguarda es la casa,
ese espacio que se abre prolijamente
y me abraza delicadamente sin vos.
Es entonces cuando doloso asisto
a la urdimbre irremediable de tus palabras,
cuando cuelgo mi voz para ponerme la tuya
cuando mi cuerpo empieza a no tener lógica
y estoy como algo absurdo e incorregible
que se ha caído impasible en el campo
inútil, porque en la plenitud de su forma
se halla incapaz de volver a su estado natural.
Entonces las noticias son la noticia y la nada
lo que has asumido y lo que yo me atrevo a asumir.
Tus noticias dicen que confías en tu exilio
mientras yo afirmo la duda en mi memoria,
dicen que yo también debería escribir algún día
y yo asumo que del cinismo ecléctico de los dos
me conformo con el nimio, acaso saber,
de que a veces (siempre de día porque tienes suerte)
te das cuenta, o entiendes, o te llega
la única noticia que a causa de no mandarla, la sabes.
Entonces es cuando yo siento
que es ahí cuando te da por escribirme
una carta abyecta de sí misma,
las noticias velo de las nuevas reales
llenas de cosas simples o que al menos lo parecen
\"El azúcar de acá no endulza,
tampoco el sol quema\"
Llena de confesiones aunque no lo parezcan
\"Hoy me desperté exaltada,
había soñado tu voz\"
Escritas con tanto cuidado que dan ganas de llorar
\"Ojala que la nueva gente que veas
sea buena contigo\"
Me hace tanto mal los cuidados
con los que diligentemente me escribes,
esa condescendencia con la que pastoreas
la inclemencia de no responder a nada,
la insolencia de pretender que asumo todo.
Yo mas bien siento que todo lo sé,
pero es como si me faltara un lazo,
tus noticias tienen siempre
dos grandes mutilaciones
y aunque yo sé ser un dios benévolo
ante tus cuidados maternales
nada cambia la rígida realidad:
a mis creaciones les falta tu venia, tu asentir
y por eso nunca superan su fabulosidad
ni llegan a convencerme de mi veracidad.
Tus noticias traen anestesia para la lucha
pero actúa en reversa, el efecto te afecta
y la lucha estalla (luego del \"Querido\")
en mi con tu voz y a sabiendas
de lo bien que sabes, que la carta es el cuchillo,
que tus noticias no ocultan lo que tu voz pronuncia:
Eso en que se estrellan tus ojos negros
evitando que alcancen el borde de la cama,
eso que ya no se estira ansioso
porque es tu mano la que llega.
Aquí también algo llega, flamea y se congela
y es ese silencio que te valen tus anuncios,
tu pronto descubrimiento
de vos misma en vos,
de las dos razones por las que llegarías
a dejar finalmente de escribir
(La primera; allá seguramente, detrás de tus letras;
la segunda; explicada, acaecida, lamentada
en las misivas que ni siquiera pienso escribir)
Y a la vieja hora de la pregunta,
comparezco sólido y confieso
a favor de la primera.
Sin embargo
a veces no pienso tanto las cosas
y tus noticias son el sueño contra el desvelo
de tus noticas tiradas sobre la mesa,
sobre el cajón, en la alacena, en mi.
Tus noticias son como una voz lejana
que está en todo y no conjura nada
Mientras tanto aprendo, como alguna vez,
a ir y venir por mi mismo. Solo.
Como cuando fui niño
porque vos también eras niña
y tus noticias venían de tus manos,
de la soltura de tus brazos y sus redes,
de tu conciencia aun revuelta en tu cuerpo,
de tu voz que sonaba con la mía
cuando tu noticias eran también las mías.
Mientras tanto aprendo
con calma y sin dejarme sufrir mucho
a viajar sin por mayores ni sustos
peligrosamente, siempre lejos de vos.
A veces, con un par de amigos bajo el brazo.
Ya sabes como es, ya sabes como son
niños grandes sin vos
que se alegran y se echan a reír
hasta desparramarse en algún asiento,
se estiran, bullen y dicen cosas
hasta que alguno pregunta por vos
(siempre durante el viaje de retorno,
porque me hace falta suerte)
Y yo me hago el que no entiende bien las cosas,
el que no recuerda tus noticias bajo la almohada,
y mascullo y sonrío con los ojos cerrados
hasta que alguno de los otros me salva
de ese silencio en las respuestas
a esas preguntas que no se responder.
Luego se duermen esperanzados en mi
y no sé que más hacer
sino leerles alguna poesía de turno
bajito, pausado, solemne
como el abandono de Dios o el tuyo
como si en realidad, pero más bajito,
me leyera a mi mismo
con esa voz que antes me enseñaste
cuando eras vos la que me leías
Poemas hoy olvidados, en algún librero sucio.
Antes, cuando sabíamos ir y venir juntos
felices en nuestro andar coaccionado.
Antes, cuando no le urgía tanto camino
a tus pies, a tu cuerpo, a tus ojos de pirita.
antes de la casa sola,
antes de las noticias en el buzón.