Ojalá pudiese encontrar un mundo en este infinito universo,
o en este planeta un rincón,
donde el mal no logre alcanzarte nunca,
donde caminar sea directamente proporcional a volar,
volar como aquella ave libre.
Donde tus dedos se entrelacen a los míos,
donde tu futuro se aferre al mío,
donde el sol caliente tus manos frías,
y sean tus manos tibias las que me
hagan compañia,
donde siempre sea una eterna primavera,
y cuando lo encuentre, te lo regalare
mientras tanto te regalo este, mi mundo.