Los recuerdos como pequeños alfileres
se clavan en la memoria y despiertan
La fina lluvia empapando la verde alfombra
las suaves lomas y los blancos acantilados
Los largos paseos al atardecer
los dedos entumecidos por el frío
buscando temblorosos los tuyos
para congelarse juntos como dos cisnes
No escuchas el mar? nos llama!
Golpea y muerde feroz, está llamando
El viento agita ciego los verdes prados
levantando olas de plata y esmeralda
dónde está ese barco que nos lleva?
qué más puede existir sino este destino?
Entregarse así, desnudas a la única verdad
Al viejo mar ,al nuevo mar, todavía eterno