Cuando mis pensamientos retornan,
del pasado confortable,
bellos recuerdos me agasajan,
regalos de mi nostalgia,
que producen en mí una leve
y muy grata satisfacción,
que me place de alguna manera.
Cuando mis pensamientos vuelven
de los tiempos del hambre,
de las penurias de la guerra,
vuelven cubiertos de sufrimientos,
como las vivencias de mis antepasados,
las que de nuevo los alumbran,
compungiendo el pecho, que llorar quiere,
cediendo el derecho a los ojos,
ya cubiertos de un manto cristalino,
como preludio, a una fuente de lágrimas.
Cuando mis pensamientos vuelven
de lo que yo quise ser, y nunca fui,
me pregunto: ¿Que hubiera sido de mi?
Pero a la velocidad de la luz,
el conformismo se acerca para decirme,
lo orgulloso que está de mi vida.
Cuando mis pensamientos vuelven
de las páginas amarillentas de un libro de historia,
que ha escrito el vencedor,
sin consultar al vencido,
y pasan páginas, páginas, y páginas,
¡¡Dios mío, para que ha servido el pasado!!
Si siempre ocurre lo mismo.
Cuando mis pensamientos vuelven
con el peso de la nada,
y van, y vuelven a venir del pasado,
sin recuerdos, ni buenos ni malos,
es que compraron billetes para el futuro,
en un lugar equivocado.
José Antonio Artés