vete princesa azul de mi pasado!,
¡ No más rosales sintéticos y fríos¡.
No más buscar la muerte en este lado.
Nací a las sombra de adoquines
Resbaladizos y de cera impregnados,
Son el recuerdo bastardado y legañoso
De unos ojos que apenas si me amaron.
La multitud son cubos de basura,
Anacronismo de lata y de pringajos.
Y lloverán del cielo mariposas,
Que en una nube buscaron su reinado,
Pero las nubes son pompas degradadas,
Infiernos de gases en lo alto.
¡Maldigo el sueño que mancha cada noche
La pulcritud que honesto voy buscando!,
Es la conciencia de un ser que nació débil,
Niño travieso, de frágil destrozado.
Que no me pidan lunitas y claveles,
Que no me exijan besos disecados,
Yo busco dunas gigantes como el odio,
Que allí se quede travieso y enterrado.
Dame la paz de ver con vista humilde,
Dame lo poco que vale en este ocaso,
Dame las gotas de sol que me iluminan,
Dame los rayos de lluvia no marcados,
Dame las cartas que mojen victoriosas,
Dame un afluente , ¡el río está muy caro !.
De donde vengo salpican las promesas,
Y se disuelven las tazas del chinero
Donde se guarda lo más complejizante,
Son esas luces tibias de grandeza,
Son la reliquia de un santo en rebelión,
Son las palabras finales del quebranto.
Paco José González