Lo mismo que un capricho que soñaste
en días de tu tierna adolescencia;
a ser la gran pasión que imaginaste
me hiciste pernoctar en tu existencia.
Ahora soy cascada de caricias
que enjuaga de tu vida sus instantes;
vibrando con espléndidas delicias
que llevan mis deseos delirantes.
Y soy la bendición que a ti te ofrece
la flama del amor que tu soñabas;
aquella que tu cuerpo dulce mece
de forma que tu siempre imaginabas.
Y soy tu soñador que con la lumbre
del mágico fulgor de tu mirada,
viajamos en sus alas a la cumbre
que habita la ilusión apasionada.
También de tu delirio soy la fuente
que bebes en tus noches solitarias;
libando en cada gota fuego ardiente
que calma tus entrañas incendiarias.
Y soy la tempestad con fuerte viento
que inflama de tus venas sus ardores;
llevando gran ternura a tu aposento
vestida con ensueños de colores.
¡Por eso tu jamás podrás borrarme
de tu alma, de tu cuerpo y tu memoria;
y siempre en tu recuerdo has de llevarme
pues soy de tu existencia hermosa historia!
Autor Aníbal Rodríguez.