DESPERTAR
El niño,
que había estado,
durmiendo el sueño
del silencio y la memoria,
despertó.
Comenzó a trepar las cumbres,
Fogoneado por el éxtasis.
El fulgor que lo atraía,
tenía la luz de un sol.
como si un bosque de sabanas,
se hubiese caído
Y la transparencia cubría todo.
El niño asomo a los ojos.
En ese balcón de cielo,
donde todo lo miraba.
y encontró de nuevo,
con la timidez y el deslumbramiento,
las estrellas encendidas.
Y más allá,
ese tapiz verde, inmenso, infinito,
con miles de bordajes blancos,
que lo hacían inconmensurable.
Las arenas doradas,
que parecían mantos vivientes.
El niño había vuelto al asombro,
y el hombre que caminaba descalzo,
comenzó a sentir,
Y apareció en su rostro,
una sonrisa distinta,
arqueada y blanca,
alegre y ensoñada.
La mar estaba en ellos,
Y con ellos nuevamente.
Carlos Brid.