Dios, voy detrás de ti
no sé si esperando o rezando
tus últimas cenizas asmáticas.
Dios: voy detrás de ti.
Niebla o nebulosa,
en la piedra te guillotino,
y busco el vidrio vacilante
que azota como un látigo
mis extremidades, quemando
mis ojos como destellos de collar.
Dios, uncido a tus bueyes,
como uno más, entre las fieras,
detenido, por lugares de espanto
y vacíos.
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