Antorcha del pensamiento,
faros de verdad, letras y umbrales,
tus hojas sacuden las vísceras de la tierra,
traspasas todas las fronteras de los sueños.
Libros que buscan estrellas y planetas perdidos,
en cada página florece un rosal,
toda aventura meditada la encuentro en ti,
compañero de vigilias en las noches sin estrellas.
Sus planas, alas que permiten volar,
quien no tiene un libro muere sin pensamiento,
se pierde en medio de secretos y laberintos,
jamás viajará como los ángeles del cielo.
Libros que permites surcar por el gran universo,
allá donde existen brujas y dragones,
por aventuras inagotables, sobre tempestades sin viento,
en mares sin olas, en topacios de príncipes y hadas.
Puertas del más allá, milagro de todas las horas,
por tus venas sigo como un can herido,
perlas finas hacia la luz y hacia la vida,
tren de todas las estaciones.