Como agua de montaña, tan apacible y blanca
níveas son tus piernas, color de fina plata
melancólica rima; de luna, mar y escarcha
henchida vela al viento, espuma de ola y savia.
Blanca, láctea vía, sutil rubor del alba
tu pecho álgido abrigo, su cumbre coronada
de suave terciopelo, dulce miel escarlata
tierno maná del cielo, sustento en nuestra crianza.
Tu piel, ¡oh blanca alfombra!, donde dejo mis besos
y caricias nocturnas en su sembrar furtivo,
es un satén lascivo para mis ansias locas;
como condena eterna, que me encadena el alma
como un infierno vivo que quema más no daña
así es tu piel Selene, tan apacible y blanca.
-. PaR
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09042021