Augusto Fleid

El Día En Que La Conocí

El día en que la conocí 

Pude aprender de aquella ninfa

que existe una magia

que solo en el corazón se encuentra

y que en ningún libró pudo explicar.

Que solo en sus labios saben pronunciar...

 

 

 

Existe...

 

Una dama que me enamoro con su presencia.

Me embrujo con su esencia

Empujándome hacía al vacío a mi alma errante.

Ronda en sus labios un conjuro que me engendra hacia su cielo junto a ella.

 

 

 

Su nombre es la de una diosa,

en su piel fluye la tentación

que me hace palpitar el corazón 

hace que en mis venas la tinta negra impreso el sentimiento que en ese momento me hace sentir.

 

 

 

Vuela hacía mi encuentro.

En mi cama desentrañamos pasiones,

cada noche alojándose en el interior de mi oscuridad...

 

 

 

Sus manos recogieron las mías,

En ella encontré el caminó,

el cual con el tiempo se volvió sin que en aquella vez lo supiera era mi destinó.

 

 

 

Quiero que veas que en mis ojos yace la verdad,

Y que existe una razón por la que es la reina de este sentimiento el cual nace en cada luna decreciente

Bajo el firmamento plagado de estrellas invadiendo sus ojos negros con su brilló.

Juntó a la brisa esperó la llegada de la dama que me abrió las puertas hacia la eternidad