Destino inexorable
que me persigue sin tregua,
por la noche, por la tarde,
todo el tiempo, en todos lados,
en el centro de mi vida
sin saber cómo buscarte,
esperando cada tanto
el encontrarte contento,
mientras pienso sin parar
la idea de verte cerca,
de mirarte, acariciarte,
enamorarme de nuevo,
mirar mi vida en tus ojos
si me ven como aquel día
cuando nos vimos primero
evitando la mirada
para ocultar los deseos
de sentirse alucinados
por la presencia encendida
del compañero anhelado
de esta muchacha querida.