Recuerdo tu cabellera
cabalgando
con el viento primaveral.
Asombras las gaviotas,
entre la espuma del mar,
tu cuerpo en equilibrio
recoge caracoles.
Tus mechones han escapado,
Como hojas de otoño,
Se deslizan en el torrente
de ese rio,
que se llevó tus huellas.
Un vendaval químico,
arrasó tus células,
mientras tu cuerpo
convertido
campo de batalla,
del dolor,
busca el mismo cuerpo.
Duermes,
tomo tus manos,
hasta que abras tus ojos.
Tu dolor me duele,
Las gaviotas se asoman,
No recuerdo
tu cabellera,
tus besos son más débiles,
pero un amor
más hondo nos sostiene.
Somos el mar de ese rio.,
así convertimos
el vendaval en brisa.