Entiendo de tus
Miedos, hacia los
rincones de las noches, y
de como tu cuerpo
sintió el olor y la
penetracion en aquella
estación.
Conozco de ese pasado
marcado y expresado
de aquellos veranos
injustamente robados
por aquel demente desquiciado.
Se que eres fuerte, y que
en ocasiones todo es
cuestión de suerte.
Siéndo trivial las corrientes
de esa triste melodía llamada
acaricias desconocidas.
Basada en una realidad que
no has de callar, ya sea
por vanidad o ¡simplemente!
porque saliste de tu hogar.
En un mundo tan desigual
en donde la insubsistencia,
es la vil realidad, la aceptación
como esencia
será la heredera de tal
Demencia.
Misma, que esteriliza la
emocion a la razón,
acariciando como terciopelo
los flagelos de tu cuerpo,
sin ningun remordimiento.
H.C.