Almas que moran en las tinieblas del silencio,
una privación extrema del calor humano
en la vaciedad de días incoloros;
la orientación no esta de turno y ellos
a la merced de pesadillas y sobrios elementos
Poseídas por repentinos temores de naufragios,
de ahogarse en un abismo de letargo,
víctimas de una ola voraz
que les devora sin piedad
Se aferran aún a la salvación,
a deshacerse de este manto de niebla tenaz,
en un mundo disfrazado de afligidos sentimientos,
en donde entraron sigilosamente en busca de refugio
A volver a ser testigos de una salida de sol,
un encuentro con ellos mismos
en un mañana de luz resplandeciente;
cual el barco de enigmas, Mary Celeste,
a la deriva ni con tripulación ni capitán,
perdido sin rumbo en mares de lenguas mudas;
aún salvado de una indecorosa suerte
David Arthur ©®
El cuadro de propio pincel