Cautivo de la aurora
Y del ocaso …preso,
Las nubes son templados
Y transmutados sueños,
Son blanquecinos ecos.
La paz…todo quietud,
Navego en la tibieza
Del pozo que da vida
Al delicioso huerto.
No barro en las sandalias,
No grietas de otros tiempos,
La vida emerge clara,
Y humilde al sol me aferro.
Ni dramas invernales,
Ni llantos que marchitan.
Alegre del puñado de aliento
Que me toca, esencia primitiva.
¡Qué alegre y en silencio
Transcurre mi dolor!,
Mi pena es verde mar,
Fragmentos de mis lunas.
A dios le rindo cuentas,
No me perdona una,
Y ofréceme la senda
De la verdad desnuda,
De la belleza dulce,
Del horizonte claro.
Se fueron ya las dudas.
Paco José González