Te necesito
y espero que comprendas
estas palabras.
Quiero tus manos
trayendo hasta las mías
nubes y rosas.
Quiero tus ojos
mirando al infinito
sin buscar nada.
Quiero tu pelo
mecido por el viento
de algún nordeste.
Quiero tus dedos,
sutiles, dibujando
sobre mi cuerpo.
Quiero tu alma
sencilla y delicada
para calmarme.
Quiero que digas
mi nombre, sin palabras.
para curarme.
Quiero que vengas,
que luego me perdones
por mis simplezas...
Quiero, (y perdona),
que seas, poesía,
mi gran amor.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/12/20
Querer, necesitar y llamar con esa voz que se queda en la garganta y que los labios suplican una y otra vez, sin palabras, hacia un receptor invisible y utópico, pero real, ya que tú, seguro, lo estás precisando y llamando y queriendo y hasta amando de una manera instintiva. Así es la poesía...