Llegaste a mi vera trayendo la ofrenda
del beso tejido con gran devoción;
envuelto en ternura, con esa ilusión,
que llena de rosas, perfuma mi senda.
Trajiste la dicha que todo lo enmienda,
que cura tristeza con dulce pasión;
que tiene la gracia, la noble misión,
de darle a mis horas de luz la prebenda.
Por eso y por siempre serás mi Julieta,
mi musa perfecta, mi mágica flor,
mi fin y principio, mi nube estelar.
Besar tu dulzura, mirar tu silueta,
será mi solsticio de dulce esplendor,
que alumbre mi vida con gloria sin par.
Autor: Aníbal Rodríguez.