Cuando ya no esté, cuando la noche no respire
Y su brisa ya no rocé mi mejilla,
Dejándonos la oscuridad como manto sin encanto
Cuando en el firmamento ya no brillen las estrellas
y el abismo nos condene al vacío y el silencio
Contemplaras los recuerdos, escucharás los sonidos
De las cuerdas que rasgadas en la memoria
Te llevaran a mi lecho, a la calma de mi pecho
Cuando ya no esté, Cuando los disfraces ya no sirvan
Para ocultar el olvido, y justificar el abandono
Cuando la estrella sea una quimera y su brillo una condena
Y la nube solitaria se disipe agónica, esclava de la inmensidad
Clamaras a las alturas el amor que no responde
Y encarnada de angustias, buscaras la profundidad de mis ojos
Añorando la calma y la ternura del abrazo
Cuando ya no esté, cuando ya no estemos
Cuando el bálsamo de la rosa, atormente los sentidos
Y el amanecer no resista la sonrisa de esperanza
Y las sombras tenues del crepúsculo ya no tengan misterio
Contemplaremos flores muertas en jardines sin encanto
Escucharemos silentes melodías de cuerpos olvidados
De lúgubres alcobas con sábanas congeladas
Y almas deambulando sin pasiones ni deseos
¿Por qué hemos partido? Antes de nuestro óbito
¿Por qué hemos elegido? Un santuario al olvido