José Luis Barrientos León

Santuario al olvido

 

 

Cuando ya no esté, cuando la noche no respire

Y su brisa ya no rocé mi mejilla,

Dejándonos la oscuridad como manto sin encanto

Cuando en el firmamento ya no brillen las estrellas

y el abismo nos condene al vacío y el silencio

Contemplaras los recuerdos, escucharás los sonidos

De las cuerdas que rasgadas en la memoria

Te llevaran a mi lecho, a la calma de mi pecho

 

Cuando ya no esté, Cuando los disfraces ya no sirvan

Para ocultar el olvido, y justificar el abandono

Cuando la estrella sea una quimera y su brillo una condena

Y la nube solitaria se disipe agónica, esclava de la inmensidad

Clamaras a las alturas el amor que no responde

Y encarnada de angustias, buscaras la profundidad de mis ojos

Añorando la calma y la ternura del abrazo

 

Cuando ya no esté, cuando ya no estemos

Cuando el bálsamo de la rosa, atormente los sentidos

Y el amanecer no resista la sonrisa de esperanza

Y las sombras tenues del crepúsculo ya no tengan misterio

Contemplaremos flores muertas en jardines sin encanto

Escucharemos silentes melodías de cuerpos olvidados

De lúgubres alcobas con sábanas congeladas

Y almas deambulando sin pasiones ni deseos

¿Por qué hemos partido? Antes de nuestro óbito

¿Por qué hemos elegido? Un santuario al olvido