Prepárate ya mi querido Uruguay
portante hoy de llantos y de lutos
en Cuareim, el Plata y el Queguay
y aún más con dolores absolutos.
Apenas las benignas prospectivas
resignan los miedos y las ansiedades,
cientos son las lúgubres almas cautivas
en el colofón pétreo de todas las edades.
La raza mía en su desgracia luce fuerte
al superar mortuorios negros escollos
y entre los malos designios de la suerte,
setiembre, luz de primorosos pimpollos.
Ella vencerá recia en muy torvo combate
ante el coronado virus de la faz miserable
y a su vil corazón lugareño que mal late
en caseros desertores de lucha indeseable.
Al retornar la plena y anhelada sanidad
vendrán tiempos auditores de balances,
necesarios pactos de una nueva Lealtad
limitando a los perversos de sus lances.-