En tu cuerpo de diosa que me excita
cabalgué las potrancas del anhelo;
galopando sin bridas hasta el cielo
donde hicimos orgía sibarita.
Con tu encanto divino de Afrodita
navegamos los mares del desvelo;
impregnados de aromas de canelo
con esencias de blanca margarita.
Esa noche pinté la hermosa cumbre
de tus ojos de regio azul violeta;
que tenían de amor fogosa lumbre
emanada de tu alma tan coqueta;
cuya magia rompió las pesadumbres
con la gracia febril de tu silueta.
Autor: Aníbal Rodríguez.